Desde las dos comunidades de Medellín queremos hacerles partícipes de la gran alegría que nos embarga por este 200 cumpleaños de nuestra Madre. Les contamos que nos reunimos en el noviciado las hermanas y compartimos el almuerzo, también estuvimos acompañadas por nuestras
hermanas Lidia Rengifo y María Luisa Flores, quienes se encontraban de paso en Medellín. El almuerzo estuvo de fiesta y no faltó la torta y el canto del happy birthday to you a la Madre, luego compartimos la alegría de estar juntas de re-encontrarnos y por la tarde tuvimos la Eucaristía, presidida por el P. Darío Villegas (cmf) donde también participaron los laicos. En la homilía el P. Darío nos habló sobre la importancia del carisma de los fundadores, que son elegidos para vivir una parte del bloque del Evangelio y como es en nuestro caso María Gay Tibau fue invitada a vivir específicamente la entrega misericordiosa hacia los enfermos y nos decía cómo hoy ese carisma dado a la Iglesia sigue convocando a laicos que se lanzan a la misión de evangelizar en el mundo de la salud. Nos decía también que un carisma no morirá, y si muere es por descuido de sus miembros, por esto hay que estar activos y siendo testigos del regalo que se nos ha dado a través de nuestra fundadora. Luego tuvimos un compartir entre las hermanas y los laicos, disfrutamos la alegría de compartir la fe en un Dios misericordioso.. Nuestra comunidad del noviciado está situada en un barrio donde hay muchas religiosas, (Prado Centro) cada dos meses nos reunimos las hermanas con gran parte de las comunidades y hacemos un compartir. Pues bien el 25 de octubre recibimos en nuestra casa a las hermanas de varias congregaciones y les hicimos partícipes de las fiestas que estábamos celebrando. Hna. María Elena dio la bienvenida, luego hermana Jenny explicó el motivo de nuestro encuentro y pasó el último video sobre la misión de nuestro Instituto. Seguidamente participamos de la Eucaristía presidida por el P. José María Vicario, quién preparó una hermosa plegaria eucarística para la Madre, participamos todas las hermanas, (se la vamos a compartir para que la puedan leer con detenimiento. ) Los cantos estuvieron a cargo de Jaime y Joel quienes trabajan en el Hogar San Camilo y son amigos de la comunidad. Realmente nuestra Madre estuvo muy festejada, luego vino el ágape, el compartir la vida con las hermanas de las demás comunidades, recibimos felicitaciones y renovamos nuestros lazos de de amistad. Y por si fuera poco el día 26 de octubre fuimos a la comunidad del Postulantado y allí los laicos realizaron un gran festejo a la Madre incluida la piñata, la torta, el cumpleaños feliz y un hermoso ramo de rosas amarillas, compartimos la alegría de la celebración eucarística también con el P. José María Vicario. Algunos laicos compartían su gozo, nos decían: gracias hermanitas por pertenecer a esta gran familia, la Madre me está ayudando a cuidar mi familia, me ayuda a tener más paciencia con mis hijos, otros nos decían soy más diligente en la evangelización… en fin se notaba que el espíritu de la Madre, estaba entre nosotros. Queremos agradecer al Señor estos encuentros que nos han permitido reflexionar, ahondar, alegrarnos y comprometernos aún más en esta hermosa tarea de llevar el evangelio donde hay soledad, desamparo en medio de la enfermedad, gracias a las hermanas, laicos, amigos que han compartido con nosotras estos 200 años de vida de nuestra querida Madre María Gay Tibau.
hermanas Lidia Rengifo y María Luisa Flores, quienes se encontraban de paso en Medellín. El almuerzo estuvo de fiesta y no faltó la torta y el canto del happy birthday to you a la Madre, luego compartimos la alegría de estar juntas de re-encontrarnos y por la tarde tuvimos la Eucaristía, presidida por el P. Darío Villegas (cmf) donde también participaron los laicos. En la homilía el P. Darío nos habló sobre la importancia del carisma de los fundadores, que son elegidos para vivir una parte del bloque del Evangelio y como es en nuestro caso María Gay Tibau fue invitada a vivir específicamente la entrega misericordiosa hacia los enfermos y nos decía cómo hoy ese carisma dado a la Iglesia sigue convocando a laicos que se lanzan a la misión de evangelizar en el mundo de la salud. Nos decía también que un carisma no morirá, y si muere es por descuido de sus miembros, por esto hay que estar activos y siendo testigos del regalo que se nos ha dado a través de nuestra fundadora. Luego tuvimos un compartir entre las hermanas y los laicos, disfrutamos la alegría de compartir la fe en un Dios misericordioso.. Nuestra comunidad del noviciado está situada en un barrio donde hay muchas religiosas, (Prado Centro) cada dos meses nos reunimos las hermanas con gran parte de las comunidades y hacemos un compartir. Pues bien el 25 de octubre recibimos en nuestra casa a las hermanas de varias congregaciones y les hicimos partícipes de las fiestas que estábamos celebrando. Hna. María Elena dio la bienvenida, luego hermana Jenny explicó el motivo de nuestro encuentro y pasó el último video sobre la misión de nuestro Instituto. Seguidamente participamos de la Eucaristía presidida por el P. José María Vicario, quién preparó una hermosa plegaria eucarística para la Madre, participamos todas las hermanas, (se la vamos a compartir para que la puedan leer con detenimiento. ) Los cantos estuvieron a cargo de Jaime y Joel quienes trabajan en el Hogar San Camilo y son amigos de la comunidad. Realmente nuestra Madre estuvo muy festejada, luego vino el ágape, el compartir la vida con las hermanas de las demás comunidades, recibimos felicitaciones y renovamos nuestros lazos de de amistad. Y por si fuera poco el día 26 de octubre fuimos a la comunidad del Postulantado y allí los laicos realizaron un gran festejo a la Madre incluida la piñata, la torta, el cumpleaños feliz y un hermoso ramo de rosas amarillas, compartimos la alegría de la celebración eucarística también con el P. José María Vicario. Algunos laicos compartían su gozo, nos decían: gracias hermanitas por pertenecer a esta gran familia, la Madre me está ayudando a cuidar mi familia, me ayuda a tener más paciencia con mis hijos, otros nos decían soy más diligente en la evangelización… en fin se notaba que el espíritu de la Madre, estaba entre nosotros. Queremos agradecer al Señor estos encuentros que nos han permitido reflexionar, ahondar, alegrarnos y comprometernos aún más en esta hermosa tarea de llevar el evangelio donde hay soledad, desamparo en medio de la enfermedad, gracias a las hermanas, laicos, amigos que han compartido con nosotras estos 200 años de vida de nuestra querida Madre María Gay Tibau.
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