lunes, 4 de noviembre de 2013
LA CONFIANZA ILIMITADA EN DIOS
Es verdad ya estamos en noviembre, pero como les decía me encanta el mes de octubre,porque muchos de los santos que admiro celebran sus fiestas este tiempo, entre ellos está la Madre Laura, estuve leyendo su libro autobiográfico "Mi vida" que es imperdible para aquellos que quieran conocer más a profundidad a esta santa colombiana.
Me llamó la atención una historia que cuenta Madre Laura sobre Punucenito y Resura, y dice así: "Había en el pueblo un limpiador de patios a quien ocupaba frecuentemente en esto. Era muy piadoso y estimado de todos... el era aficionado a todo lo de Dios. Un día me dijo que era casado con Resura y que, como estaba loca, le demandaba muchos gastos. Le manifesté deseos de conocerla y me prometio llevarme a verla, un día que estuviere calmada. Así fue un sábado se apareció diciéndome que debía llevarme aquel día porque le había comenzado el sueño a Resura y agregó.es que cuando a ella le viene el sueño yo quedo libre para trabajar, duerme ocho o más días seguidos, pero cuando despierta no puedo salir, porque me tumba la casa... Dentro del rancho había puntales que apenas quedaba puesto para un fogón y la camita donde estaba Resura, hecha un bulto que no se parecía a una mujer ni a nada humano.
No le da miedo de que este rancho se le venga encima? -le dije a Punucenito- No, me respondió. Dios me lo sostiene porque yo vivo de Dios sólo ¿Y cómo hace usted para trabajar cuando Resura está despierta? -Pues no trabajo,- me dijo -¿Y qué come? Le repuse, -Lo que Dios me da, -me contestó. -Y cómo se lo da- le pregunté. -De muchos modos y si no oiga: -Un día no tenía nada en la casa y como a la una de la mañana, empezó Resura a llorar, pidiéndome mazamorra. Como no tenía maíz ni nada, me le hice el dormido; pero sus lamentos eran tan tristes, que llorando le dije a Dios: Vos Señor que hiciste a Resura, dame que darle y me puse a aguardar, haciéndome el dormido, para que ella no me tumbara el rancho, porque con hambre se pone muy brava y si yo no me muevo se está quieta. Como a las cuatro de la mañana comencé a oír unos golpes como si le dieran a la puerta de adentro con un palo... era un caballo que traía una mochila llena de maíz y que como que le apretaba la boca, como suplicando que se la quitara... entonces pensé este maíz me lo manda Dios y le hice la mazamorra a Resura, con una parte y dejando la otra para entregar al dueño. Resura se durmió ya llenita de mazamorra y yo me fui a buscar trabajo...
Con esa historia, tuve para ponerme feliz. ¡Qué era en efecto, la infeliz Resura para que Dios por calmar su hambre, hiciera tantas maniobras? Aquel bulto que a nadie interesaba en el mundo, llevó a Dios a trastornar el viaje, a entrar un caballo, por donde humanamente no es posible... ¡DIOS MIO! ¡Cómo te mueven los gemidos del pobre, que nosotros oímos con tanta indiferencia! Mi ternura con Dios creció y mi fe se arraigó, haciendo mi confianza casi invencible, con el cuento de Resura llegó a su colmo".
¿Verdad? que es una gran enseñanza, me sirvió para meditar muchos días, que lo disfruten.
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